Saber que tienes tanto y tan poco tiempo por delante, que cualquier segundo que pierdas haciendo nada, resta un segundo de lo que te queda por disfrutar. La vida ya va sobre raíles y no hay quien la pare, ahora los minutos y las horas, son segundos y minutos veloces que no avisan de cuando se van, simplemente, desaparecen... Y quiero aprovechar, aprovechar hasta el ultimo granito de arena que me quede en el reloj, cualquier cosa, pero que me haga feliz y me haga un poco más persona. Aprender, enseñar, observar, dar, recibir, recordar... Tengo tantas cosas por hacer...
No quiero tirar a la basura mi tiempo en cosas que no merecen la pena, me gusta hacer nada, tirada, pensando, pero no me gusta pensar que ese tiempo que estoy tirada, es tiempo que pierdo en salir, en descubrir, en conocer el mundo, en conocer como es la gente, en estallar y explotar de alegría, estar feliz porque llevo en mi cabeza un montón de sabiduría que me valdrá en algún momento de mi vida. Sé que no hago mal en querer sacar todo lo que pueda de mi camino de aprendizaje, y que quizás es lo que a muchos le falta y ahora se arrepienten...
No me gusta sentirme como un pájaro enjaulado, limitado por unos barrotes de metal que simbolizan demasiado en las vidas de las personas, no se trata de tener dinero para hacer cosas, se trata de tener la mente despierta para que se te ocurra hacer cosas. Se trata de crear y de imaginar, de viajar recordando y llorar de alegría por lo que en algún momento de mi vida hice, y recordarlo como si acabara de suceder, con una sonrisa en los labios, saborear el recuerdo y sentir su aroma, su temperatura. Se trata de construir tu vida, con tus pasos, con tus mano y tu cabeza. No desperdicies ni un segundo pensando en lo que hiciste mal, porque ya está hecho, aprender del error es lo más acertado, pero estancarte en ello no te conduce a nada. Busca la salida a ver los días con más claridad. Busca la salida a la vida. Porque el miedo es impotente y te hace sentir que estás muerto.